Decálogo de creatividad, por Franc Ponti y Lucía Langa
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30 diciembre, 2014
Querido viajero,
Muchas gracias por volver a la Taberna. Por favor, acomódate.
Espero que, con esta nueva entrada, aprendas un poco más sobre los errores que cometen los escritores novel (y, si no aprenden de ello, también lo serán de escritores consolidados). Este post complementa a «Pecados capitales: los 7 errores más comunes de los escritores«, ¡ojalá sólo fueran siete!
1. Derroche de ideas. Es muy común que el escritor novel tenga tantas ganas de escribir, que no se pare a reflexionar lo que redacta. Sobretodo cuando se empieza, es normal tener una especie de ansiedad por poner todo lo que se le pasa por la cabeza. En las correcciones que vayas haciendo verás que así, quedan párrafos extraños, con demasiada información y que encima ésta resulta irrelevante para la historia. Si no se modificara, el lector pensaría que tu obra es un caos y, con total seguridad, dejaría la lectura a medias.
2. Organización de la trama y las subtramas. Recalco, una vez más, la importancia de planificar bien la historia. Como ya os comenté, yo utilizo un excel en el que reparto los capítulos y sus contenidos (por supuesto ésto hay que hacerlo antes de empezar a escribir, sobretodo si la historia se reparte en más de un libro o tiene muchas subtramas. Todo tiene que quedar bien atado). En excel es sencillo mover las celdas si decides cambiar o introducir nuevos temas en lo que ya habías planificado. Además este sistema es muy visual, te ayudará más de lo que crees.
3. El narrador no deja nada a la imaginación. ¿No os da mucha rabia cuando encontráis un libro que lo describe absolutamente todo? Obviamente hay que detallar para que el lector se adentre en el mundo que has creado, pero lo mejor es que las ideas que queramos transmitir, el lector las intuya. Si consigues eso, tendrás mucho ganado. Un ejemplo muy tonto (pero que he llegado a ver):
-Y el villano la mató.
Sí, sabemos lo ocurrido pero… te deja indiferente cuanto menos a no ser que sea un microrelato. Veamos qué ocurre si lo ponemos de otra forma:
-Y el villano marchó de la habitación habiendo cumplido su cometido. Dejó a Rose tirada en el suelo esperando a ser encontrada por los forenses.
Bueno, cambia bastante, ¿verdad? Queda claro que ha habido un asesinato, pero no utilizamos estas palabras y dejamos una imagen en la mente del lector.
4. Ambientación real (no necesariamente realista). Debes crear ambientes que lleven al lector directamente dentro de tu historia. Si es un mundo inventado, redacta la descripción con cuidado de no complicarla demasiado. Intenta ponerte en el lugar del lector y comprende que él no sabe nada acerca de ese mundo nuevo, por lo que tendrás que esmerarte en que se entienda todo a la perfección.
5. El miedo a poner «-dijo» en los diálogos. Veamos, abusar es malo, pero no tengas miedo de utilizar el «-dijo» en tus diálogos. Se nota cuando un escritor se ha pasado con el wordreference intentando buscar sinónimos que luego, o no encajan bien, o quedan forzados. Lo ideal es que quede fluido, tanto el diálogo en sí, como las explicaciones que des en ellos.
6. Otros personajes se «comen» al principal. Otro problema es que tu personaje principal no tenga la fuerza suficiente y otros personajes acaben dejándole en la sombra. Si te das cuenta a tiempo, puedes modificarlo sin problemas, haciendo una relectura de tu historia y cambiando aquellas partes o diálogos que no tienen suficiente enganche.
7. Abuso del adverbio terminado en «-mente». Qué mal queda una frase repleta de estos advierbios. No sólo hacen que todo suene rimbombante sino que dificulta la lectura. Intenta buscar otras formas de expresar tu idea. Y recuerda que la mejor forma de aprender a escribir es escribiendo.
Espero haberte ayudado a detectar más errores. Lo importante es tenerlos presentes para no cometerlos o, como mínimo, saberlos detectar.
¡Espero verte pronto, aventurero!